Cafe Democrático
22 de octubre de 2016
Se anunció que las puertas se abrirían a las 16h00, llegue unos pocos minutos después de esa hora y al poco tiempo, en efecto, empezó a ingresar la gente al local. Entretanto, fui con unos amigos a comer y al regresar ya estaba tocando la segunda banda prevista en el cartel.
Escape From The Machinery, es una joven agrupación cuyo estilo musical se encuentra en esa zona definida por el post-rock y el post-hardcore, un referente que de inmediato se viene a la cabeza es God Is An Astronaut. Aunque su propuesta todavía debe madurar, me pareció que sonaba muy bien y recomiendo a todos vayan a escuchar a Escape From The Machinery.
A continuación subió al escenario Veda, conjunto que ya tiene algunos años y cuya propuesta de melodía experimental (si quieren referentes, pueden ser Thrice o Misery Signals) se caracteriza por una depurada técnica, gran ejecución en vivo y una buena presencia sobre las tablas. En esta ocasión los Veda tocaron temas nuevos y también otras tonadas conocidas de su repertorio, en lo que fue, al menos para mí, la mejor presentación que les he visto.
Después de una pausa, fue el turno de Mad Brain. Este grupo, muy conocido en nuestro medio, que en sus inicios era cercano al nu-metal y luego paso a tocar metalcore melódico, demostró en esta ocasión gran solvencia técnica y buena presencia en el escenario, aunque debo ser sincero que su estilo no me conecta del todo, no obstante, no decepcionaron a sus seguidores.
Debido al tiempo, la siguiente y ultima agrupación nacional del cartel, Kanhiwara, solo toco cuatro canciones. Su metal extremo se caracteriza por la velocidad y precisión (que me recuerda a The Black Dahlia Murder, Knights Of The Abyss y As Blood Runs Black) se desplegó de una manera excelente y es de destacar su nuevo tema cuyo sonido incluía punzantes riffs groove en medio de la consabida propuesta extrema de Kanhiwara.
Finalmente, fue el momento esperado de los alemanes The Ocean. La presentación combinó el sonido con los elementos visuales creando una atmósfera hipnótica potenciada por la impecable capacidad musical de The Ocean. Es necesario destacar el talento del vocalista Loïc Rosetti, quien para mí suena mejor en vivo que en estudio, además de su capacidad para conectar con el público, si bien, esto llevó en un momento a que los dueños del local (de modo injustificado) iniciarán un conato de incidente. Los riffs brutales combinados con las suaves texturas y el carisma de la banda crearon una atmósfera que capturó la consciencia de los presentes de un modo díficil de describir, en lo que fue una de las mejores tocadas que he tenido el gusto de presenciar.
El público no asistió en gran número, una lastima por los que no fueron y se perdieron un espectáculo musical y visual increíble que difícilmente podremos ver nuevamente en Quito.
En definitiva, una gran tocada y esperó se organicen más eventes de este tipo, muy necesarios en nuestra escena.